pequeño homenaje al poeta
se murio Mario Benedetti rezan los diarios, aqui un poema elegido al azar
AMOR DE TARDE
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
Mario Benedetti
1 comentarios:
Mario Benedetti: "la muerte es la cumbre de la sencillez"
Luto en las Letras
por Ivana Fischer
Periodista
“(…) cómo voy a creer, dijo el fulano, que el universo es una ruina, aunque lo sea; o que la muerte es el silencio, aunque lo sea; cómo voy a creer que el horizonte es frontera, que el mar es nadie, que la noche es nada (…)”
Los versos de Mario Benedetti, en este caso el de “Utopías”, nos confirman que, pese a todo, seguimos creyendo. Que los vaivenes de la Bolsa, los cruces mediáticos entre políticos o las dádivas electorales no le quitan el sueño a la gente. Nos demuestra que se puede creer en los sentimientos, esos que, según recitaba el trovador uruguayo, “se deslizan, a veces, se refugian en guaridas de amor, pero, cuando emergen al aire preso o libre, dan el color del mundo, no del universo inalcanzable, sino del mundo chico, el contorno privado en que nos revolvemos” (Vivir Adrede). Es conmovedor que, en estos tiempos prosaicos, tanta gente llore a un poeta.
Sus composiciones sencillas, coloquiales, desde adentro, sin eufemismos, críticas, han calado en varias generaciones. La poesía de Benedetti “consiguió entrar en la educación sentimental de muchos lectores, y supo hablarle a la gente del amor, del miedo, de la melancolía, de la soledad, sentimientos que, por fortuna, no son patrimonio de los poetas, sino de los seres humanos en general”, comenta con muy buen criterio, Luis García Montero, desde El País de España.
Benedetti fue el juglar del compromiso, de la alegría y se definió a sí mismo, en sus últimos tiempos, como un optimista; desde allí, nos desafió a “vencer al tedio y a la fiebre”. Aprender del ayer y no borrarlo. Ser de aquéllos que “conocen y reconocen que vendrá algo mejor y, desde ya, preparan la bienvenida”.
“Los optimistas se entienden con el río y con el cielo que lleva en su corriente. Saben que allí navega la tutela más leal, más respetable, y asumen el alma como agua.
Los escépticos son apenas mendigos, y el tiempo que transcurre les deja su limosna. No logran escapar del viejo laberinto y reciben mensajes que son indescifrables.
Los optimistas, en cambio, guardan, a menudo, algo de gloria, que no es siempre la de hoy ni la de antes. Hacen un nudo con las certidumbres y llenan su bolsillo de poesía” (Vivir Adrede).
“Cómo no tener en cuenta que la muerte es la cumbre de la sencillez”, nos dejó como lección Benedetti, con la sencillez de un grande…
ESTE ES UN ARTICULO DE UN DIARIO QUE ME PARECIO BASTANTE INTERESANTE PARA RECORDARLO A MARIO BENEDETTI...
DENISSE QUETGLAS
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